La utilización de imágenes en horticultura se ha incrementado en los últimos años, tanto empleando imágenes térmicas como hiperespectrales, facilitando la toma de decisiones, en relación al manejo de los principales inputs: agua y nutrientes. Se han obtenido buenos resultados igualmente para la detección de plagas y enfermedades, así como la detección de malas hierbas, ayudando a mejorar la detección temprana y minimizar los impactos en calidad y cantidad. El empleo de imágenes para realizar inventario, conteo de planta, detección de marras… se ha incorporado igualmente a los usos en horticultura. En el trabajo se recoge el proceso de obtención y procesado de imágenes, sentando las bases para su posterior análisis, incluyendo un breve resumen de las potenciales aplicaciones.
1. Introducción
La fotogrametría es la ciencia, arte y técnica de obtener información fiable de los objetos y su entorno mediante el registro, medida e interpretación de imágenes fotográficas y datos obtenidos a partir de energía electromagnética radiante y otros fenómenos. Desde ese punto de vista, una fotografía aérea o tomada desde una plataforma espacial sirve principalmente para dos propósitos: reconocimiento e ilustración. El dicho ‘una imagen vale más que mil palabras’, se aplica particularmente al caso que nos ocupa, puesto que en los últimos años se ha evolucionado rápidamente una disciplina llamada teledetección, o detección remota, que pretende detectar fenómenos en las fotografías en función de la energía captada en dichas imágenes.


Los trabajos actualmente en el campo de la teledetección se están centrando en poder relacionar información fisiológica de los cultivos con la energía reflejada por los cultivos a distintas longitudes de onda. En el presente trabajo se expone la metodología en la que se fundamenta la teledetección, así como ejemplos de aplicación a diversos cultivos hortícolas en los que se está trabajando.