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Bloomberg Opinión — Una opinión bastante común expresada desde que el presidente ruso Vladimir Putin desató sus fuerzas en Ucrania es que ha perdido el control. Si alguna vez cumple con sus amenazas de cortar el suministro de gas natural a Europa, podría estar de acuerdo.

Invadir Ucrania es un acto horrible, y también totalmente irracional. Incluso si las tropas rusas tuvieran un mejor desempeño, el precio que Rusia pagará en términos económicos parece superar ampliamente los beneficios de embarcarse en una ocupación prolongada y probablemente agotadora de un gran país vecino.

Sin embargo, Putin y otras personas de su entorno no lo ven así. Desde su punto de vista, Rusia es una potencia mundial rodeada de adversarios y enemigos/amigos como China. Tiene una gran riqueza mineral y un gran ejército, pero también sufre de una debilidad económica y demográfica endémica. El imperativo de ampliar sus fronteras como medio para defenderlas se remonta al menos a Catalina la Grande. Además, Putin se ha enfrentado a pocas consecuencias por su aventurerismo anterior. Si a esto le añadimos la suposición errónea de que todos los rusófono anhelan pertenecer a la patria, ir a por todas ahora puede parecer una opción política viable.

Está claro que la guerra no va de acuerdo al plan del Kremlin. Occidente también ha mostrado más determinación de lo que la reacción a las anteriores excursiones de Putin indicaba.

Estos contratiempos, combinados con la visión del mundo de Putin, ayudan a explicar por qué se arriesga a dañar aún más a Rusia amenazando con detener las ventas de gas natural.

Por harlem