Durante un mes de septiembre, el Sr. Sarnold disfrutó de un período de baja laboral junto a su hijo de ocho meses, gracias a la generosidad de su empleador, quien le concedió cuatro semanas de licencia con el 90% de su salario, financiado por el Estado, mientras su esposa retomaba su trabajo a tiempo completo. Durante este tiempo, residían en el archipiélago de Estocolmo y aprovechaban para salir a caminar juntos, con el Sr. Sarnold llevando a su hijo en un portabebés en la espalda.
El Sr. Sarnold relata que este período implicó una variedad de tareas, como cambiar pañales, cocinar y aprender a calmar a su hijo cuando estaba molesto, pero en general disfrutó mucho de la experiencia. Es importante destacar que el Sr. Sarnold no trabaja para una empresa progresista o una corporación global con políticas avanzadas de bienestar para empleados.
Hace cinco décadas, Suecia se convirtió en pionero al introducir una licencia de paternidad de 180 días, financiada por el Estado y sin restricciones de género, permitiendo que las parejas compartieran este beneficio de manera equitativa. Desde entonces, el país ha ampliado aún más este derecho, y en la actualidad, los padres suecos, incluidos aquellos pertenecientes a la comunidad LGBTQ+, padres adoptivos y solteros, tienen derecho legal a un total de 480 días de licencia remunerada, lo que constituye uno de los paquetes más generosos del mundo.
Durante los primeros 390 días, la mayoría de los padres pueden recibir prestaciones equivalentes al 80% de sus salarios, con un límite máximo mensual. Posteriormente, existe una compensación diaria regulada por ley. Este enfoque ha servido como modelo para otros países y lugares de trabajo que buscan implementar políticas de cuidado infantil neutrales en cuanto al género.
Aunque se han observado efectos positivos en el bienestar de los padres gracias a la licencia parental, como lo indican diversas investigaciones, se ha notado un estancamiento en la igualdad de género en el uso de este beneficio en Suecia. La mayoría de las parejas heterosexuales aún no comparten de manera equitativa el subsidio estatal, lo que ha llevado a defensores de la igualdad a plantear la necesidad de abordar esta disparidad y fomentar una distribución más equitativa de la licencia parental entre padres y madres.